En nombre propio y de mis compañeros de la promoción 66 de nuestro Colegio Gabriel Taborin, quiero expresarte nuestro sincero agradecimiento por los muy gratos momentos que los actuales directivos del Colegio nos hicieron disfrutar el pasado viernes, en el homenaje que organizaron en nuestro honor por las bodas de oro como egresados.
Realmente nos sentimos en nuestra casa y revivimos intensamente aquellos inolvidables años de la niñez y adolescencia transcurridos en el colegio, bajo la guía de tan buenas personas como fueron los hermanos de la Sagrada Familia y nuestros maestros y profesores.
Estimada Teresita y directivos del colegio:
Quizás ya lo haya hecho alguno de mis ex compañeros, pero deseo expresar toda mi gratitud por habernos hecho posible celebrar en el mismo Colegio Gabriel Taborin nuestras Bodas de Oro en el bachillerato.
Aunque la celebración se repite año a año, valga decir que ésta era la nuestra y, por lo tanto, largamente esperada. Ustedes han dado el marco para que fuera solemne, austera pero solemne, y que todos los asistentes saliéramos sumamente gratificados.
Volver al Colegio y sentarnos en una de sus aulas ha sido como volver al hogar de nuestros padres y sentarnos con nuestros hermanos en algún momento de la infancia o de la adolescencia. Ése ha sido el encanto del momento, porque el Colegio fue el complemento del hogar que cada uno tuvo y que guarda en su corazón.
Para quien lleva diariamente en su pecho, junto al escapulario, la medalla de plata con su nombre que agrega: «Colegio Gabriel Taborin, Córdoba, Baciller, 1966», como es mi caso, este regreso a la casa tenía un enorme significado. No hemos visto en sus pasillos al Hermano Juvenal, o al Hermano José (después sacerdote), o al Hermano Pedro, entre tantos, pero hemos percibido su presencia, y la foto que contemplamos nos transportó por un momento a ese hermoso tiempo de nuestro pasado que es presente más allá de las canas.
Nosotros seguiremos conmemorando año a año eso que nos unió en un tiempo, y en lo que todavía encontramos un motivo muy fuerte para alegrarnos en común. Es nuestro testimonio de gratitud hacia el Colegio, hacia sus fundadores, hacia nuestros padres, hacia todos aquellos que viven ya invisibles en su claustro.
¡¡Muchas gracias!!
El más afectuoso saludo
José H. González del Solar